viernes, 6 de noviembre de 2009

RECORDANDO 2000 YES ROYAL ALBERT HALL





19 de Febrero de 2000

Desde el momento en que compré las entradas para el Albert Hall, sabía que el fin de semana sería especial. Incluso cuando descubrí que lo que se prometía en YESWORLD no era cierto y las entradas estaban bastante lejos.



El Royal Albert Hall es un teatro impresionante con un aforo de unas 8000 personas todos sentados. Mis asientos estaban en la parte superior, enfrente del escenario y en la fila 1, por lo tanto no había nadie delante y teníamos una buena vista completa de todo, eso sí, un poco lejos. Más o menos en el centro del patio de butacas y colgando del techo está el sistema de sonido, por lo tanto teníamos una posición inmejorable para escuchar la música.

Antes del concierto me encontré con Chris, un amigo del club de Yahoo, para intercambiar unos discos. Tomamos unas pintas en un pub cercano donde otros fans se estaban reuniendo. Se respiraba un gran ambiente. Allí se nos unieron mi hermano Mauri y Carolina, su novia, que me habían acompañado desde Madrid, así como Steve, amigo de Chris con sus tres hermanos, todos incondicionales de YES.



Alrededor de 45 minutos antes del concierto no podía sujetar mi impaciencia y dejando a nuestros nuevos amigos ingleses en el pub nos dirigimos hacia el Albert Hall, rodeados de muchos otros fans que se encaminaban hacia el show.

Antes de llegar tuve que luchar un poco para comprar el programa de la gira (que ahora es mi tesoro como luego contaré) y un par de camisetas, para ir adecuadamente vestido al concierto en Madrid.

Entramos y subimos hasta el tercer piso para llegar a nuestros asientos. La vista del teatro resulta muy impactante, por su forma elíptica. Encontramos nuestros asientos y nos dispusimos a disfrutar. En el ambiente sonaba música accidental, nada identificable.

Hacia las 7:45 se empezaron a escuchar las primeras notas de la Firebird Suite de Stravinsky, que fue recibida con una estruendosa ovación por parte del público. Esta ovación se hizo ensordecedora cuando la banda pisó la escena. Todo el teatro aplaudía en pie mientras Jon, Steve, Chris, Alan, Billy e Igor se colocaban en sus posiciones.



Con la fanfarría final YES atacaron los primeros compases de YOURS IS NO DISGRACE. Al principio el sonido de los teclados se diluía un poco pero fue fijado muy pronto y fueron 10 minutos impresionantes, con Steve Howe demostrando una vez más que es el guitarrista más versatil que hay actualmente. El final de la canción apoteósico llevó a todo el mundo a aplaudir furiosamante puesto en pie durante largos minutos. Cuando los aplausos se acallaron Jon cantó el estribillo de Time and a Word practicamente a capella, con un pequeño acompañamiento al piano e inmediatamente HOMEWORLD. Indiscutiblemente el punto más alto de The Ladder y en directo es aún más espectacular si cabe. Las guitarras de Steve y Billy hacen un trabajo impecable y la sección de ritmo brinda un soporte tremendo. Sobre ellos la voz angélica de Jon Anderson. Es difícil de creer pero la voz de Jon suena igual que siempre, eterea y maravillosa, un auténtico regalo de los dioses. Especialmente el final, con la guitarra acústica fue indescriptible.

Jon agradeció a todo el mundo que estuviéramos allí afirmando que era un honor estar en un lugar como este después de 30 años. Luego declaró al Albert Hall durante dos noches, como ha venido haciendo en cada uno de los sitios visitados The house of YES.

Con el final de su parlamento Steve atacó furiosamente los acordes de Perpetual Change. ¡Asombrosa versión!. Tras la potente entrada la canción deriva en un melancólico remanso llevado por el bajo y la guitarra sobre el que Jon desgrana notas divinas. La canción llega a puntos altísimos con Steve Howe absolutamente majestuoso en cada uno de sus solos. Billy Sherwood además le añade contrapuntos de guitarra que aparecían en el disco y que evidentemente Steve no puede reproducir solo.



Tras Perpetual Change Jon anuncia dos temas de The Ladder, Lightning Strikes y The Messenger. Jon nos cuenta la historia de Bruce Fairnbain (aplausos) y como la canción está inspirada en Bob Marley y en cuanto le influyó su mensaje en el pasado. Ambos temas funcinan bien en directo, sobre todo el segundo con solos encadenados de Steve, Igor y Billy.

Cuando Jon Anderson, otra vez a capella, arranca con Nous Sommes du Soleil y tras ella Steve acaricia la acústica de la que salen los conocidos armónicos de And You and I, mis ojos se humedecen. No hay palabras para describir la emoción que siento, en el primer crescendo, cuando la banda al completo entona el coro, la lágrimas corren por mi rostro, la felicidad me inunda, la sensación de plenitud es completa. YES simplemente tocan el cielo con la más bella canción posible. Jon es un ángel, las guitarras y los teclados son celestiales, las voces supremas y el sonido del Rickenbaker blanco de Chris Squire es el corazón que late al unísono con el mío. Cuando las notas de la Steel Guitar se apagan la ovación es larga, muy larga. Hay lágrimas en muchos más rostros.

It Will be a Good Day es dedicada por Jon a su esposa, Jane, que está a la izquierda del escenario. En directo la canción alcanza cotas de emoción aún mayores que en el disco. Absolutamente perfecta continuación para And You and I. Jon termina dirigiéndose hacia su esposa y abrazándola entre el cariñoso aplauso del público.



Jon entonces pide a todo el mundo que se levante para bailar, a pesar de la dificultad (la barra delante de mi apenas llega un poco por encima de mis rodillas y la altura es considerable), nos levantamos y bailamos a los compases de Face to Face. Seguro que en Madrid no será tan difícil.



A pesar de que no soy muy admirador de la época de Trevor Rabin, Hearts tiene también momentos realmente emotivos, Billy hace un gran solo en la canción, pero ahora ya estoy esperando Awaken…

No creo tener calificativos suficientes para Awaken. Desde la introducción de piano de Igor (al que Jon presentó como el teclista del año, de este año) hasta el punteo final de Steve, la emoción no hace más que aumentar. La aparición de Chris Squire con el bajo de tres mástiles arranca una ovación. Yes suenan con una perfección absoluta. El dúo de arpa y teclados es indescriptible. Igor es un maestro, cambiando de uno a otro teclado a velocidad de vértigo y dando a la pieza una profundidad y un vigor asombrosos. Una auténtica experiencia mística, con Jon alcanzando la perfección en cada verso. Cuando en el crescendo una lluvia de confetti cae del cielo el Albert Hall parece un campo de estrellas. La ovación dura largos minutos, todos sabemos que hemos asistido a algo que está al alcance de muy pocos, ver y escuchar a la mejor banda del mundo tocando una de sus piezas más complicadas de una forma perfecta, tanto en la forma como en la emoción.

ras este climax el resto es difícil de comentar. Jon introduce I’ve Seen All Good People hablando de John Lennon y aprovecha para presentar a Alan White. Todos coreamos Your Move con emoción y otra vez bailamos al ritmo de All Good People. Tras otra demostración de la maestría de Steve Howe, la banda se retira.



Milagros de la tecnología, con mi teléfono móvil llamo a mi casa para que mi sobrino de 11 años que nos acompañará al concierto de Madrid pueda oir parte del encore. Igual que hice hace dos años.

El encore empieza con Steve Howe sólo en escena interpretando Clap al ritmo de las palmas del público. Domina la acústica con su habitual destreza haciendo que una canción tan difícil parezca algo sencillo en sus dedos. Tras ella, Billy, Chris, Igor y Alan arrancan Cinema con potencia, tomando otra vez Billy Sherwood el protagonismo. Cinema encadena rápidamente con Owner of a Lonely Heart. He de reconocer que siempre he pensado que deberían prescindir de esta canción, pero el público la recibe en general con entusiasmo. Toda la banda está en escena, sí, Steve Howe también desde el primer momento con su Gibson roja. La canción funciona muy bien en directo, sobre todo el solo final que añade Steve. La banda disfruta en escena. Chris Squire danza frenetícamente.

Y para terminar Roundabout, con todo el público puesto en pie, coreando cada palabra, dando palmas y bailando. La banda recibe la electricidad y la devuelve magnificada, espléndido Igor tocando con una mano a la vez que lleva el ritmo en un cencerro. Roundabout se alarga en un jamming de agradecimiento y termina con todo el teatro puesto en pie saludando al mejor grupo de rock del mundo.

No hubo ninguna sorpresa, el set fue exactamente el mismo, pero se alcanzan cotas tan altas que realmente no importa.

Jon sublime, una perfección vocal difícil de creer a su edad. Se nota que es un hombre feliz (gracias Jane) y esa felicidad trasciende de él al resto del grupo y a la audiencia. Una presencia mágica en escena.

Steve, magistral, potente y delicado a la vez, dominando cada nota, sus improvisaciones son maravillosas. Incluso se permitió algunos movimientos hacia el centro del escenario abandonando su estatismo habitual.

Chris, tremendo, con una presencia en escena inconmensurable y un sonido increíble, disfrutando cada minuto con tanta energía como el primer día.



Alan, el corazón, incansable y preciso, manteniendo el ritmo con una perfección absoluta.

Billy, imprescindible. Perfecto en las armonías vocales, poniendo contrapuntos a las guitarras en las piezas clásicas y añadiendo otra dimensión a la música en el resto. Además sus solos, aunque escasos, son de gran calidad.

Igor, brillante, está a la altura necesaria para ser el teclista de YES domina a la perfección tanto la técnica como la emoción necesaria, además de añadir un punto de showman, al tocar panderetas y el cencerro a la vez que toca los teclados.

Al terminar el concierto otro de los momentos especiales de la noche, cuando mi hermano me abrazó para agradecerme la experiencia mágica que habíamos compartido. Luego volvimos al pub donde muchos fans comentaban el concierto. Fue emocionante encontrar tanta gente hermanada por la música de YES y como se coreaban canciones, Nous Sommes du Soleil, Time and a Word, Onward y otras…



Esa noche apenas pude dormir, no sé si fue la Guinness o la sobresaturación emocional por el concierto o los nervios anticipando lo que todavía quedaba.

A las 11’30 de la mañana llegué a la tienda HMV de Oxford Street. Una larga cola esperaba ya. Chris se unió a mí al rato y juntos esperamos a pie firme. A las 12:45 Yes hizo su aparición, y tras posar unos minutos se dispusieron a atender a los fans, que entonces podrían rondar fácilmente el millar.



Y finalmente llegó el momento y me encontré frente a frente con mis ídolos de 25 años, las personas que habían hecho la música que me ha acompañado en tantos y tantos momentos felices y tristes de mi vida. Me firmaron el programa del concierto y les anuncié que el viernes nos veríamos en Madrid. Nunca olvidaré la sonrisa de Jon cuando se lo dije. Y finalmente Steve me firmó el Access Pass de su CDROM y tuve la oportunidad de felicitarle por el trabajo y arrancarle una sonrisa cuando le dije que estaba aprendiendo a tocar la guitarra.




Chris flotaba conmigo cuando bajamos, había conseguido que Jon, Steve y Chris le firmaran su LP de Close to the Edge, una vez abajo un chico que estaba filmando con una videocámara se acercó a nosotros y nos entrevistó. Yo declaré con emoción que mi sueño se había hecho realidad después de 25 años. Más tarde Chris me dijo que cree que era Damion Anderson, así que es posible que estemos en un video doméstico que seguro que Jon verá.



Y así se cumplieron mis sueños….Y lo mejor es que esta historia iba a continuar en Madrid en pocos días.

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