viernes, 15 de abril de 2011

ESTOY HASTA LOS HUEVOS DEL BARÇA Y DEL MADRID: ME LA PELA 2011




Mientras el país se acerca a unas importantes elecciones con los partidos mayoritarios ofreciéndonos el lamentable espectáculo de siempre, mientras el Gobierno va vendiendo lo poco que le queda a la economía española al mejor postor en los zocos internacionales, mientras el clamor se va extendiendo sobre los desmanes de la banca entre una parte de la población, toda la atención mediática y, desgraciadamente, la de una mayoría de la sociedad, totalmente alienada, se vuelca en el enfrentamiento pseudodeportivo entre dos monstruosidades del desplifarro que se dicen equipos de fútbol.

Ante esto yo vuelvo a gritar ¡¡ME LA PELA!!, aunque sea un alienígena en este país dividido, no pienso prestarla la más mínima atención al asunto, más allá del inevitable bombardeo que nos darán con unos y otros. Y no pienso ver ni uno solo de los partidos, obviamente.

Y en fin, ya que no pueden perder los dos, que pierda el Madri$$.

martes, 5 de abril de 2011

ROGER WATERS: THE WALL LIVE. Palacio de los Deportes, Madrid. 25 de Marzo de 2011.



Lo primero he de reconocer que en su día a The Wall no le presté demasiada atención. Fui muy "pinfloydiano" sobre todo en la época desde el Atom Heart Mother hasta el Wish You Were Here, sin duda uno de los discos de mi vida, mi primera compra de discos fueron dos y uno de ellos fue ese. Pero cuando salió The Wall yo estaba ya en otras historias y salvo el single, que no me gustaba demasiado entonces, no llegué a escucharlo mucho. La película la vi en aquellos tiempos, pero tampoco fue de las cosas que me dejaron mucha huella entonces.

Pero con el tiempo y la escucha pausada me di cuenta de que The Wall era y es hoy día una obra maestra. Un compendio de grandes canciones enlazadas en una complicada historia de tintes personales. Roger Waters se psicoanalizó en el disco y nos mostró muchas de sus frustraciones interiores.

Todo esto hacía la cita ineluduble cuando el concierto se anunció y, a pesar del altísimo precio de las entradas, estaba convencido de que el espectáculo iba a merecer la pena, como así fue.

Desde el primer vistazo se veía que el montaje era grandioso. El muro a medio construir ocupaba toda la anchura del recinto (¿70 metros?) y se veían columnas de sonido distribuidas por todo el Palacio, no solo encima del escenario. La gran pantalla redonda, imprescindible en cualqueir show de Pink Floyd desde los montajes de los 70, presidía el centro.

A la hora en punto las notas de trompeta anunciaban el principio del concierto, resonando por todos lados y arrancaba un furibundo In the Flesh, con los martillos cruzados presidiendo la gran pantalla, banderas al viento, Waters enfundado en cuero y toda clase de pirotecnia acentuando el riff principal. El sonido es sencillamente perfecto, espectacular. Y para cerrar el tema, después de un despliegue brutal de petardos y explosiones, un avión de caza a tamaño natural, sobrevuela la parte derecha del Palacio, para acabar estrellándose en llamas detrás del Muro. Solamente es el primer tema y ya nos hemos quedado con la boca abierta.




Durante la primera parte asistimos a como las frustraciones del personaje central van construyendo a su alrededor un muro impenetrable, vemos, mediante proyecciones en el muro que va creciendo imperceptiblemente y en la pantalla, la muerte del padre y su ausencia, la madre absorbente y sobreprotectora, la escuela alienante, el amor frustrado y como el muro va creciendo. Hay marionetas aterradoras, un grupo de chavales sale para "interpretar" Another Brick in the Wall pt II, con gran alegría, aunque las voces parezcan grabadas. Waters hace una escalofriante interpretación de Mother a dúo consigo mismo, con un Roger 30 años más joven que nos canta desde una proyección multiplicada. Y ladrillo a ladrillo, el muro va completádose hasta que, con la declaración solemne de Goodbye Cruel World, se cierra y se anuncia un intermedio presidido por la ominosa presencia del terrible muro que oculta el escenario.



La segunda parte arranca con Hey You, interpretada desde detrás del muro, toda la primera sección sin que en el mismo pase nada, Luego la proyección nos da la sensación de que lo abre pero solamente para mostrarnos los monstruos que hay fuera. EL muro solamente nos permite atisbos de lo que ocurre detrás, músicos que se asoman por pequeñas aberturas o Waters interpretando Nobody Home en la habitación en la que se ha encerrado. Vera es estremecedora, con las imágenes de una niña reencontrándose con su padre soldado y despúes Roger se muestra para pedir a gritos que los Soldados vuelvan a casa, mientras en el muro se proyecta una tremenda cita de Eisenhower: "Cada arma disparada, cada máquina de guerra, cada cohete lanzado es un ROBO a todos aquellos que tienen hambre y no tienen que comer y a todos aquellos que tienen frío y carecen de cobijo" (traducción libre y de memoria). Las imágenes y los mensajes son tan estremecedores que apenas puedo contener las lágrimas.




Waters sigue solo a este lado del muro y se escuchan las llamadas y los avisos de que es la hora de irse y la gran pregunta ¿Hay alguien ahí? se vuelve a escuchar. Pero no, no hay respuesta porque estamos Confortablemente atontados. Comfortably Numb suena, como todo el resto, espectacular. Waters está abajo del muro y sobre él aparece el segundo cantante y Dave Kilmister que se marca un solo memorable. Al principio el muro es gris y sólido pero después, a gestos de Roger, se convierte en un kaleidoscopio psicodélico, un festival de colores, maravilloso.

La recta final del concierto, es introducida por el coro de cinco cantantes de la banda, que forma al completo ya, delante del muro. The Show Must Go On prácticamente "a capella" y luego el muro se transforma en la sala del mitin, Waters vuelve a enfundarse en cuero y los martillos cruzados presiden el escenario. Sobre el muro se proyectan conceptos, todos ellos precedidos por la i que ahora parece que lo ocupa todo, ilearn, iprotect... Ante eso el consejo es correr, You'd better run, Run Like Hell. Mientras un gigantesco jabalí sobrevuela la pista.



Un momento memorable detrás de otro, los martillos desfilan en el muro, Waters ametralla a la audiencia y finalmente llegamos al juicio. Usando las proyecciones de la película vemos al juez, al profesor, a la madre y a la amante hasta llegar al veredicto final TEAR DOWN THE WALL, TEAR DOWN THE WALL.



Y el muro se derrumba estrepitosamente, entre explosiones y nubes de humo. En la pantalla una sombra de mujer desciende y nos saluda, mientras en un lateral un niño aplaude...



Y ya fuera del mro vemos a la banda al completo tocando la última pieza. Waters está feliz y orgullos de su obra, aunque hace 30 años estaba "very fucked up". Ha sido una catarsis y una experiencia única e inolvidable. Esperaremos ansiosos al DVD oficial.



No hay muchas fotos ni muy buenas, enseguida me di cuenta de que si me dedicaba a hacer fotos me perdía demasiados detalles. Así que esto es lo que hay.