jueves, 31 de marzo de 2011

Medio siglo, señoras y señores, medio siglo.


Bueno, bueno, bueno, bueno.

El lunes es mi 50 cumpleaños. Medio siglo. Por un lado la cifre impone un poco o tal vez un mucho. Pero por otro en realidad no tanto. Afortunadamente no me siento distinto que hace 20 años, más calvo, más o menos igual de gordo y con muchos más dolorcillos, lógicamente. Pero más maduro, más completo, mucho más sólido en mis convicciones y mucho más capaz de hacer cosas de lo que era entonces.



50 años dan para mucho. Para saber que tengo la mejor familia del mundo, una piña sólida que ha cubierto los momentos más duros con un amor, una unidad y una entereza que son un ejemplo. Todo viene de mis padres a los que nunca estaré bastante agradecido por los valores que nos inculcaron y el amor que nos dieron. Y eso se refleja en nosotros y el resto del mundo puede verlo a través de nosotros también.



Puedo estar orgulloso de tener amigos de verdad, mucha gente que me quiere y que me ha apoyado en los peores momentos, que sé que están ahi siempre. Y soy afortunado porque sigo haciendo buenos amigos. Gente con la que disfruto de pequeñas y grandes em ociones, desde unas tapas a unas carcajadas o un partido de baloncesto.



Y soy un tipo afortunado porque a pesar de que me costó mucho, encontré a mi compañera. La mujer que está ami lado desde hace más de cinco años, haciéndome, si cabe, aún mejor, porque "juntos, codo a codo, somos mucho más que dos". Una fortuna increíble porque lo compartimos todo, laas pasiones, los gustos e incluso los vicios, con total franqueza, con un amor maduro y profundo por un lado y adolescente y espumeante por otro. Algo que, sin haber llegado a desesperar, ya no pensaba que me ocurriría. Y además me ha dado una familia y el privilegio de colaborar en la educación de unos chavales. No he tenido hijos biológicos pero ahora los tengo de alguna manera.



En tanto tiempo, en el camino se ha quedado gente, algunos valiosos, otros no tanto. Pero los caminos se separan y llega un momento en que es díficil volver a encontrarse. No me arrepiento ni me preocupa demasiado, es la vida, te da por un lado lo qeu te quita por el otro.

Y otra cosa fundamental en mi vida, desde aquel año 1974 en que empecé con mi amigo, que lo sigue siendo hasta hoy, Alfonso, a escuchar discos, es la MÚSICA, así con mayúsculas. Muchos años de canciones, de discos y de conciertos. Muchos años de momentos inolvidables, desde aquellas tardes en Cercedilla tirados en mi cuarto con los "cubatas del copón" escuchando Pink Floyd, a las fiestas en Mirasierra dando botes como locos con My Generation o el Surrender de Cheap Trick o el Love on the Telephone de Foreigner, o bailando pogo con los Ramones o dando saltos con los Jam a principios de los 80.



Desde aquel primer concierto en 1976, Cinco horas de Rock Español, con Granada, Triana,Burning, Atila e Iceberg en el Pabellón de la Ciudad Deportiva, al concierto del gran Rory Gallagher el 3 de marzo del 79, o a los conciertos en el Marquee, en el viejo Palacio de los Deportes o los míticos San Isidros en el Parque del Oeste, ¡¡GRATIS!!. O ya más tarde, cuando empecé a tener posibles y empecé a viajar, sobre todo para ver a YES. Grandes momentos de felicidad que siguen ocurriendo, la emoción sigue estando ahí y mientras el cuerpo aguante ahí estaremos, porque el rock nos mantiene jóvenes, con la mente abierta y el espíritu libre.

Y aunque perdamos muchos partidos, ir con los que ganan es muy fácil, ser del Estudiantes me parece mejor.



Así que felicidades a mi mismo y a conquistar los próximos 50 con la cabeza alta, rodeados de amor, una sonrisa en la boca, ba-lon-ces-to y mucho, mucho rock'n'roll.

2 comentarios:

Mr Starman dijo...

Preciosa y sentida entrada. Muchas felicidades y un abrazo muy fuerte, Spiritual Father

Elisa dijo...

¡¡Me encantan estos 50, Alberto, eres el mejor, un besazo enorme!!

Y por cierto tus fotos son mitiquísimas ;)