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martes, 23 de febrero de 2010

Bigelf, Madrid 16 Febrero 2010 Sala Ramdall.



Noche de perros en Madrid. La lluvia y el frío no invitan a moverse de casa. Pero las ganas de buen rock siempre prevalecen. Eso sí, no para todo el mundo. Una vez que encontramos la Sala Ramdall, descubrimos que íbamos a estar en familia. Al final la asistencia no creo que superara las 60 personas.

La Sala es todo lo contrario a lo adecuado para un concierto. Es un salón de baile que parece que habitualmente se dedica a la salsa. El escenario es minúsculo y sin mucha elevación y encima hay columnas. Así que hay que agradecer que seamos tan poquitos a la hora de tener visibilidad. Por otro lado el sonido fue algo excesivo en el volumen. Al final tuve que apañar unos tapones para mitigarlo.



Priestess es un joven grupo canadiense. Sonido crudo con guitarras potentes y una base rítmica sólida. Pero no llegan a despegar. Son correctos y lo mejor algunos punteos doblados por los dos guitarristas. Un aperitivo interesante, pero lo mejor está por llegar.



Para un viejo seguidor de los sonidos de los 70 como yo, ver el montaje de teclados de Damon Fox es todo un placer. Puro analógico, Hammond, Mini Moog y un formidable Mellotron son las estrellas. Y les saca sonidos con solera todo el rato además. Y el resto de la banda no se queda atrás. Mr Froth es un batería portentoso. Uno de esos que no solo pega los tambores, sino que hace un trabajo creativo espectacular y constante. Las guitarras de Butler-Jones son soberbias. Con el punto de dureza necesario en los riffs y virtuosismo en los solos. Y Duffy Snowhill, para cerrar es un bajista muy sólido. Los cuatro tienen una buena presencia en escena, cuidando la imagen que quieren dar, que es indudablemente setentera.



Abrieron con The Evils of Rock & Roll seguida de Neuropsychopatic Eye y Pain Killers. Después una visita a su primer disco con Frustration y llegó Blackball, la canción que les faltó en el Progressive Nation y que es una obra maestra sin ninguna duda. Damon se enrolló genial con el poco público que había y la banda echó el resto. No debe ser fácil encontrarse tocando ante tan poca gente y en un lugar tan poco aporpiado, pero ellos lo dieron todo. Repasaron toda su discografía, soprendiéndose de que la gente dijera tener sus discos Hex y Closer to Doom, que son imposibles de comprar, aunque no de descargar, claro.



Como ya he dicho el sonido no fue brillante pero tampoco fue malo, aunque indudablemente la musica de Bigelf merece un local en condiciones. Esperemos que para la próxima vez tengan oportunidad de tocar en un sitio mejor, aunque todos sabemos que Madrid no se caraacteriza precisamente por tener buenas salas de conciertos. Pero incluso en la malhadada Heineken hubiera estado mejor que allí.





Personalmente disfruté mucho del concierto, dejando aparte las condiciones, Bigelf son un grupazo con una calidad musical y personal enorme, a los que hay que seguir en el futuro y a los que les deseo mucho éxito y que vuelvan por aquí pronto y a otra sala.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Progressive Nation Europe 2009

LA CUBIERTA, Leganés, 23 de Octubre de 2009.



Progressive Nation es un Festival creado y patrocinado por Mike Portnoy y Dream Theater, en el que desde hace unos años reúnen bandas de un cierto perfil y siempre dentro de los gustos del propio Portnoy. Hasta ahora las giras habían sido siempre por los USA pero esta vez se han traído el festival a Europa.

Opeth ya habían estado en una de las giras anteriores y para esta ocasión Akerfelt, gran amigo de Portnoy, le pidió ser parte del evento. A ellos se unieron Bigelf y Unexpect.

Antes de ir a la música en si hay que hablar, una vez más, del local del concierto. Y es que en Madrid este tema, recurrente desde tiempos inmemoriales, no parece que nunca vaya a tener una solución.

No existe un local adecuado con una capacidad media de 5000-6000 personas. Aunque se puede encontar una fórmula, que de hecho se usó en la anterior visita de Dream Theater, que fue usar la mitad del Palacio de los Conciertos (otros dicen Deportes, pero ahí deportes pocos).

Pero descartada esa opción nos llevaron a La Cubierta de Leganés. Un local ESPANTOSO para la música, debido a su forma y a los materiales de los que está construida. Es imposible conseguir sonar con calidad en ese lugar. Y lo notamos, y lo pagamos.

Abrieron Unexpect, con poco público todavía. Su propuesta no me interesaba mucho y francamente, tampoco tuvieron oportunidad de demostrar nada ya que el sonido era horroroso. Poco más que decir.



Bigelf han sido mi descubrimiento del año. Repasando su música para el concierto he encontrado una propuesta interesantísima, basada sobre todo en teclados analógicos, como el Hammond B3 o el Mini Moog, que dan un sonido muy setentero, con reminiscencias variadas, desde King Crimson a Mott the Hopple o a Black Sabbath. No pudieron, en la media hora de la que dispusieron, dar mucho de si, pero si se vió a una banda con mucho que ofrecer y a la que espero ver en un concierto entero y en un local adecuado lo antes posible.

A pesar de que el sonido fue algo mejor, la escasez de tiempo dejó fuera una de sus canciones imprescindibles y que más ganas tenía de oír, Blackball. Espero que haya una próxima vez pronto.



La propuesta de Opeth quedó también deslucida debido al sonido. Solamente en las partes tranquilas y limpias se pudo apreciar bien, porque precisamente es el sonido distorsionado de las partes más fuertes el que se enfollonaba con el eco y se convertía en difícilmente discernible. Y eso que comparado con los anteriores la cosa había mejorado, sobre todo debido a que el público ya llenaba el recinto y eso contribuye a absorber un poco los rebotes y los ecos.

Afortunadamente les habíamos visto hacía apenas un año
(Ver crónica y fotos en este mismo blog) con lo que me dolió un poco menos.

Tocaron alrededor de una hora y lo mejor, sin duda, fue la canción de Damnation, que al ser totalmente limpia sono casí perfecta y encima es una de mis favorita: Windowpane.



Dream Theater dispusieron del escenario completo, todas las luces, pantalla de video y demás parafernalia. Y se notó, porque sin llegar a la perfeción, el sonido fue aceptable.

Y se pegaron un homenajea si mismos. Aunque tocaron la mitad del nuevo disco, abriendo con un contundente A Nightmare to Remember y cerrando con los casi 20 minutos de The Count of Tuscany, el resto fue una demostración de que ya pueden tocar cualquier tema de su ya largo repertorio, bordarlo y pasárselo bien haciéndolo.




Petrucci no tuvo el mejor sonido, pero demostró que sigue siendo uno de los más grandes. Rudess cada vez aporta más, no limitándose tan solo a los duelos acelerados con la guitarra.





Myung es un bajista soberbio. Siempre discreto pero dándole a la banda una consistencia y una riqueza que sin él sería imposible. Y Portnoy es un batería de otro planeta. Tiene pegada, tiene sutileza, y encima es un showman consumado. Es complicado que así sea para un batería, pero él atrae las miradas desde detrás de su mastodóntico kit con las dos baterías unidas.



Y Labrie, pues como siempre. Cumple bien, pero no es la voz que estos monstruos se merecen. Pero es lo que hay.



En resumen un buen festival, que si hubiera sido en un sitio más apropiado hubiera sido sobresaliente, sin duda.