Hace un tiempo que terminé este excelente libro sobre un mito como Marylin. Spoto quería escribir la biografía definitiva y a fe que lo ha conseguido. La documentación es tan exhaustiva que queda poco a la imaginación.
Leyéndola se descubre a la mujer frágil que se escondía detrás del mito sexual. Una persona a la que sus circunstancias infantiles le marcaron la vida hasta llegar a su trágico, sobre todo por lo innecesario, final.
Además desmonta contundentemente muchas leyendas urdidas en torno a ella por personajes interesados como sus supuestas relaciones amorosas con los Kennedy, que se redujeron a una noche de folleteo con John Kennedy y a una relación amistosa con Bobby.
Aún hoy en día se sigue utilizando su nombre como reclamo, como ha hecho Tony Curtis en sus últimas memorias adjudicándose un romance de años con Marylin. Y en el libro el actor solo aparece mencionado en la única vez que tuvo relación con ella, que fue durente el rodaje de Con faldas y a lo loco, la única película que compartieron. Todo lo demás es falso.
Habiendo admirado al personaje durante años ahora la persona me produce una gran ternura y algo de tristeza.
Así que para cerrar os dejo con un momento mítico en su carrera, Marylin demostrando ser una gran cantante además de una actriz nunca suficientemente valorada:
Desde que tengo mis nuevos ojos veo la vida de otro color literalmente, así que ahora voy a contarselo al mundo. Así que hablaremos de ella, de la vida, de música, de baloncesto, de libros y de las cosas que puedan ir surgiendo.
martes, 29 de septiembre de 2009
martes, 22 de septiembre de 2009
Tengo una corazonada
lunes, 21 de septiembre de 2009
El final de una pesadilla
La Selección española se proclamó anoche campeona de Europa tras vencer contundentemente a Serbia, en un final de campeonato a gran nivel que llevó al equipo a derrotar sucesivamente a Francia, Grecia y a la propia Serbia por diferencias abultadas.
Como sobre esto se puede leer profusamente en periódicos, blogs y Foros de todo tipo, donde se puede disfrutar de los usuales calificativos rimbombantes, apelativos superlativos y toda la imaginería rojigualda posible, yo me voy a abstener de glosar el evento, del que, al final, no niego que he disfrutado.
Ayer en la retransmisión televisiva, el protagonista de esta entrada anunció que abandonaba la cadena, siendo la Final, su último partido en el micrófono.
Este personaje es el mismo que consiguió que un medio escrito me publicara por primera vez una carta al director, allá por el año 93, cuando fue capaz de repetir la palabra "ahi" más de 300 veces en los 12 minutos de juego real de un partido de las estrellas. Es el mismo que con su inoperancia en la narración y el humor ramplón de sus chascarrillos, consiguió que un partido de la NBA se convirtiera en un espectáculo tan insufrible que tuve que dejar de verlos, salvo cuando conseguía encontrar una retransmisión en aleman o en neerlandés en los gloriosos tiempos de la tarjeta pirata de D+. El mismo que una vez que, ¡gracias sean dadas a los dioses!, abandonó la plataforma digital, convirtió el Mundial de Japón en otra tortura, en diez años no solo no había mejorado sino que había empeorado hasta niveles increíbles. Aún tengo los DVDs del mundial sin abrir ya que me cuesta mucho plantearme ver un pertido con el tipejo este narrándolo.
Pues bien, esto ha terminado, al menos de momento. Le deseo a este señor que encuentre un trabajo a su medida y pasee sus camisas de fantasía, sus chalecos, sus pajaritas y sus estupideces por cualquier cadena no relacionada con el baloncesto. En mi opinión debería dedicarse a la narración de combates de lucha libre, donde su agudeza en los chistecitos y sus cancioncillas quedarían perfectos. Y si no encuentra algo así, quizás debería plantearse que le contrataran como experto en las tertulias de Curry Valenzuela o cualquiera de Intereconomía, Libertad Digital o VEO. No desentonaría en absoluto.
Hasta nunca tío coñazo.
PD: Buscando la foto para ilustrar esta entrada he leído la noticia en la web de 20 minutos, en la que se afirma que su manager es un conocido ex-jugador de baloncesto que se ha cubierto de gloria en algunas retranmisiones de cierta cadena pública, en las cuales incluso se ha llegado a pensar que había tenido más de uno y de dos encuentros con alguna bebida espirituosa antes de ponerse a hablar. Ya se sabe el refrán "dios los cría y el viento los amontona".
jueves, 27 de agosto de 2009
AMPERIO FELÓN
Éste era un personaje de la Bola de Cristal. Era un empresario hijodeputa, explotador, contaminador, etc... Una joyita que lo tenía todo, jaleando el grito clásico de la Bruja Averías: ¡¡Viva el mal!! ¡¡Viva el capital!.
Hace un tiempo repescando los DVDs de la Bola, súbitamente tuve una visión... ¡¡ERA ÉL!!, el mísmisimo...
Esta foto no le hace toda la justicia debida pero creo que es sencillo ver a quien me refiero.

Increíble, o le tomaron como modelo, o es absolutamente premonitorio.
Hace un tiempo repescando los DVDs de la Bola, súbitamente tuve una visión... ¡¡ERA ÉL!!, el mísmisimo...
Esta foto no le hace toda la justicia debida pero creo que es sencillo ver a quien me refiero.
Increíble, o le tomaron como modelo, o es absolutamente premonitorio.
martes, 25 de agosto de 2009
RECOMENDACIONES BIÓNICAS: La canción única

¿Alguien se acuerda del efecto 2000?
Curioso recordar aquel tiempo en el que parecía que todo se iba a terminar. El fin del milenio (que no era hasta el año siguiente claro) y aquella Nochevieja que nos pasamos currando, esperando que no pasara nada.
Al hilo de aquel milenarismo una amiga me comentó que en su grupo de gente habían decidido grabar un CD conmemorativo. La regla era sencilla: Elige la canción que más signifique para ti y solamente una.
La idea me gustó y en una boda "bastante entretenida" ("ni una Jaime, ni una") la propuse y tras unos días para completar la selección, salió lo siguiente:
1. JANIS JOPLIN: Cry Baby (Carolina)
2. ARETHA FRANKLIN: I Say A Little Prayer (Belén)
3. DEREK & THE DOMINOS: Layla (Alejandro)
4. BRUCE SPRINGSTEEN: Because the Night (Mauri)
5. ELVIS PRESLEY: In the Ghetto (Sonsoles)
6. THE JAM: The Bitterest Pill (Jaime)
7. BRUCE SPRINGSTEEN: The River (Raúl)
8. YES: And You And I (Alberto)
9. ERIC CLAPTON: Tears in Heaven (María)
10. BRUCE SPRINGSTEEN: Darkness in the Edge of Town (Iñaki)
11. THE ROLLING STONES: Angie (Virginia)
12. NENA: 99 Redballoons (Fernando)
13. JIMI HENDRIX: All Along the Watchtower (Starman)
14. THE WHO: My Generation (Alfonso)
15. WHITESNAKE: Walking in the Shadow of the Blues (Pito)
16. BRUCE SPRINGSTEEN: Hungry Heart (Jesús)
17. THE JAM: Going Underground (Bonus)
El orden es mío y CD de verdad lo hice, pero nunca se llegó a repartir a los implicados. Ahora sería más díficil porque alguno de ellos ya no nos frecuenta demasiado, pero ¿quién sabe?, a lo mejor lee este blog.
Podeís descargarlo AQUÍ
Y si os preguntaran a vosotros, estimados lectores anónimos, ¿Cúal sería vuestra "canción única"?
miércoles, 12 de agosto de 2009
Otoño Caliente
Puede que en el tema político tengamos un otoño calentito, igual en el tema sindical si la CEOE sigue con sus pretensiones de liberalizar el despido. Pero seguro que lo vamos a tener en cuanto a conciertos. Ahora mismo hay seis a los que mi intención es ir seguro.
Deep Purple, 15/09 Vistalegre: He visto a los Purple unas cuantas veces ya, entre ellas dos con esta última formación desde que Jon Lord se retiró y a pesar de que Gillan ya no es lo que era siguen siendo una garantía de diversión.
Progressive Nation Tour, 23/10 La Cubierta: Dream Theater trae su clásico tour veraniego a Europa. En el cartel les acompaña Opeth, Bigelf y Unexpect. Dejando aparte que el sitio es una porquería, es una cita inexcusable.
Over the Rainbow, 28/10 Joy Eslava. Una reunión de Rainbow es imposible ya que Ritchie Blackmore está dedicado a otros menesteres, pero esto es lo mejor que se puede encontrar, cuatro ex-Rainbow con Joe Lynn Turner a la cabeza y Jürgen Blackmore tomando el testigo de su padre. Repaso a las mejores canciones del grupo de todas las épocas. Muy prometedor.
Black Stone Cherry. 30/10 Sala Caracol: Una banda relativamente nueva y sonando a clásico. Tienen dos discos excelentes y tengo muchas ganas de ver que hacen en directo.
Porcupine Tree, 22/11 La Riviera: Porcupine Tree son ahora mismo mi grupo favorito entre los actuales y Steven Wilson una de las personalidades más importantes de los últimos tiempos musicalmente hablando. Todas las veces que han estado en Madrid han hecho conciertos memorables. Sin duda esta vez lo será también.
Muse, 28/11 Palacio de los Conciertos: No soy muy conocedor de Muse (todavía) pero poco a poco me voy metiendo en su música. Y en directo son muy buenos por lo que he podido ver en sus DVDs. Y como me llevan, pues yo me dejo.
Esto es lo que hay de momento, pero puede salir alguna cosa más. Esperemos que el bolsillo lo resista.
Deep Purple, 15/09 Vistalegre: He visto a los Purple unas cuantas veces ya, entre ellas dos con esta última formación desde que Jon Lord se retiró y a pesar de que Gillan ya no es lo que era siguen siendo una garantía de diversión.
Progressive Nation Tour, 23/10 La Cubierta: Dream Theater trae su clásico tour veraniego a Europa. En el cartel les acompaña Opeth, Bigelf y Unexpect. Dejando aparte que el sitio es una porquería, es una cita inexcusable.
Over the Rainbow, 28/10 Joy Eslava. Una reunión de Rainbow es imposible ya que Ritchie Blackmore está dedicado a otros menesteres, pero esto es lo mejor que se puede encontrar, cuatro ex-Rainbow con Joe Lynn Turner a la cabeza y Jürgen Blackmore tomando el testigo de su padre. Repaso a las mejores canciones del grupo de todas las épocas. Muy prometedor.
Black Stone Cherry. 30/10 Sala Caracol: Una banda relativamente nueva y sonando a clásico. Tienen dos discos excelentes y tengo muchas ganas de ver que hacen en directo.
Porcupine Tree, 22/11 La Riviera: Porcupine Tree son ahora mismo mi grupo favorito entre los actuales y Steven Wilson una de las personalidades más importantes de los últimos tiempos musicalmente hablando. Todas las veces que han estado en Madrid han hecho conciertos memorables. Sin duda esta vez lo será también.
Muse, 28/11 Palacio de los Conciertos: No soy muy conocedor de Muse (todavía) pero poco a poco me voy metiendo en su música. Y en directo son muy buenos por lo que he podido ver en sus DVDs. Y como me llevan, pues yo me dejo.
Esto es lo que hay de momento, pero puede salir alguna cosa más. Esperemos que el bolsillo lo resista.
miércoles, 5 de agosto de 2009
Dos artículos interesantes (I)
Después de ver a Camps pavonearse tras el cierre del caso de los trajes, sin avergonzarse de sus mentiras al descubierto y de leer el último arrebato autocomplaciente del Faraón, se me ha quedado un regusto bastante amargo. Y creo que en este artículo Pérez Reverte da en el clavo con mucho de lo que siento:
ESA GENTUZA
Arturo Pérez Reverte
Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.
Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.
Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.
De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.
ESA GENTUZA
Arturo Pérez Reverte
Paso a menudo por la carrera de San Jerónimo, caminando por la acera opuesta a las Cortes, y a veces coincido con la salida de los diputados del Congreso. Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos junto a la verja, y un tropel de individuos de ambos sexos, encorbatados ellos y peripuestas ellas, saliendo del recinto con los aires que pueden ustedes imaginar. No identifico a casi ninguno, y apenas veo los telediarios; pero al pájaro se le conoce por la cagada. Van pavoneándose graves, importantes, seguros de su papel en los destinos de España, camino del coche o del restaurante donde seguirán trazando líneas maestras de la política nacional y periférica. No pocos salen arrogantes y sobrados como estrellas de la tele, con trajes a medida, zapatos caros y maneras afectadas de nuevos ricos. Oportunistas advenedizos que cada mañana se miran al espejo para comprobar que están despiertos y celebrar su buena suerte. Diputados, nada menos. Sin tener, algunos, el bachillerato. Ni haber trabajado en su vida. Desconociendo lo que es madrugar para fichar a las nueve de la mañana, o buscar curro fuera de la protección del partido político al que se afiliaron sabiamente desde jovencitos. Sin miedo a la cola del paro. Sin escrúpulos y sin vergüenza. Y en cada ocasión, cuando me cruzo con ese desfile insultante, con ese espectáculo de prepotencia absurda, experimento un intenso desagrado; un malestar íntimo, hecho de indignación y desprecio. No es un acto reflexivo, como digo. Sólo visceral. Desprovisto de razón. Un estallido de cólera interior. Las ganas de acercarme a cualquiera de ellos y ciscarme en su puta madre.
Sé que esto es excesivo. Que siempre hay justos en Sodoma. Gente honrada. Políticos decentes cuya existencia es necesaria. No digo que no. Pero hablo hoy de sentimientos, no de razones. De impulsos. Yo no elijo cómo me siento. Cómo me salta el automático. Algo debe de ocurrir, sin embargo, cuando a un ciudadano de 57 años y en uso correcto de sus facultades mentales, con la vida resuelta, cultura adecuada, inteligencia media y conocimiento amplio y razonable del mundo, se le sube la pólvora al campanario mientras asiste al desfile de los diputados españoles saliendo de las Cortes. Cuando la náusea y la cólera son tan intensas. Eso me preocupa, por supuesto. Sigo caminando carrera de San Jerónimo abajo, y me pregunto qué está pasando. Hasta qué punto los años, la vida que llevé en otro tiempo, los libros que he leído, el panorama actual, me hacen ver las cosas de modo tan siniestro. Tan agresivo y pesimista. Por qué creo ver sólo gentuza cuando los miro, pese a saber que entre ellos hay gente perfectamente honorable. Por qué, de admirar y respetar a quienes ocuparon esos mismos escaños hace veinte o treinta años, he pasado a despreciar de este modo a sus mediocres reyezuelos sucesores. Por qué unas cuantas docenas de analfabetos irresponsables y pagados de sí mismos, sin distinción de partido ni ideología, pueden amargarme en un instante, de este modo, la tarde, el día, el país y la vida.
Quizá porque los conozco, concluyo. No uno por uno, claro, sino a la tropa. La casta general. Los he visto durante años, aquí y afuera. Estuve en los bosques de cruces de madera, en los callejones sin salida a donde llevan sus irresponsabilidades, sus corruptelas, sus ambiciones. Su incultura atroz y su falta de escrúpulos. Conozco las consecuencias. Y sé cómo lo hacen ahora, adaptándose a su tiempo y su momento. Lo sabe cualquiera que se fije. Que lea y mire. Algún día, si tengo la cabeza lo bastante fría, les detallaré a ustedes cómo se lo montan. Cómo y dónde comen y a costa de quién. Cómo se reparten las dietas, los privilegios y los coches oficiales. Cómo organizan entre ellos, en comisiones y visitas institucionales que a nadie importan una mierda, descarados e inútiles viajes turísticos que pagan los contribuyentes. Cómo se han trajinado –ahí no hay discrepancias ideológicas– el privilegio de cobrar la máxima pensión pública de jubilación tras sólo 7 años en el escaño, frente a los 35 de trabajo honrado que necesita un ciudadano común. Cómo quienes llegan a ministros tendrán, al jubilarse, sólidas pensiones compatibles con cualquier trabajo público o privado, pensiones vitalicias cuando lleguen a la edad de jubilación forzosa, e indemnizaciones mensuales del 100% de su salario al cesar en el cargo, cobradas completas y sin hacer cola en ventanillas, desde el primer día.
De cualquier modo, por hoy es suficiente. Y se acaba la página. Tenía ganas de echar la pota, eso es todo. De desahogarme dándole a la tecla, y es lo que he hecho. Otro día seré más coherente. Más razonable y objetivo. Quizás. Ahora, por lo menos, mientras camino por la carrera de San Jerónimo, algunos sabrán lo que tengo en la cabeza cuando me cruzo con ellos.
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